Con el buen tiempo, pasamos mucho más tiempo al aire libre con ellos, esto hace que la exposición del perro a factores externos sea más intensa que de costumbre y debamos ser más precavidos con el cuidado de nuestra mascota en esta estación. ¡Te contamos algunos riesgos ante los que debes estar alerta!
Pulgas y garrapatas
Aunque la desparasitación debe llevarse a cabo durante todo el año, en primavera las garrapatas, pulgas y mosquitos pueden jugarle las mil y una a tu perrito. Tienes que estar muy atento o atenta de los diferentes parásitos caninos que pueden tener un impacto negativo en la salud de tu perro.
Las garrapatas pueden engancharse al pelo, causándole gran malestar. No hay mucha gravedad, pero puede derivar en el contagio de otros microbios y dar lugar a una anemia en el animal. Las pulgas también suponen un peligro, si tu perro se comiese una de ellas puede contraer una dermatitis aguda, difícil de erradicar.
Por ello, debes observar muy bien si se rasca, se restriega o se muerde para calmar el picor y, en caso de que así sea, llevarlo al veterinario para que te indique el tratamiento más adecuado, ya que existen una gran variedad de pipetas, champús, pastillas y collares antiparasitarios.
Además, no debemos olvidar que estos mosquitos pueden contagiar a nuestro perrito de dolencias más graves como la leishmaniosis y dirofilariosis, entre otras.
Alergias
De la misma forma que nos sucede a las personas, nuestros perritos pueden tener alergia y verse afectados por el polen y provocarles síntomas tan comunes como el lagrimeo, los estornudos o los picores. En estos casos, también debemos acudir al veterinario para que le realice las pruebas necesarias y le asigne la medicación oportuna.
¡Ojo con la oruga procesionaria!
Si sueles pasear por zonas de pinos, tendrás que tener especial cuidado con las orugas procesionarias. El peligro con esta especie es que está recubierta por pelos urticantes que al clavarse en la piel de nuestro perrito liberan una toxina muy peligrosa, sobre todo si se entra en contacto con la lengua o la laringe. Para evitar esto, aléjate de los lugares de riesgo, llévale siempre con correa e intenta que no olfatee.
Desde Kalibo te recordamos que, ante todo, debes acudir a tu veterinario habitual para que te asesore sobre los cuidados, tratamiento y productos más idóneos en cada caso.