Aunque los síntomas pueden variar ligeramente en función de la causa de la conjuntivitis, los más frecuentes son:
- Enrojecimiento de uno o ambos ojos y presencia de legañas.
- Lagrimeo constante.
- Picor o molestia ocular, lo que provoca que el gato se rasque los ojos y cierre involuntariamente los párpados.
Existen múltiples causas que originan esta dolencia, sin embargo, las más comunes son las infecciosas, es decir, las provocadas por un virus. En la progresión habitual de este tipo verás que al principio tu gatito tiene afectado solo un ojo pero, a medida que avanza el proceso vírico, acaba afectando al otro también.
Otras causas son las bacterianas, estas son muy contagiosas y observarás que tu gato padece una secreción más densa, y también existen causas parasitarias y alérgicas, cuando tu gato sufre hipersensibilidad a alérgenos de tipo ambiental como polen, polvo o ácaros.
Cuidados y tratamiento
Ante cualquiera de los síntomas anteriores, lo primero que te recomendamos es consultar con tu veterinario, quien examinará a tu gato y te indicará el tratamiento más adecuado.
En función del desencadenante, te prescribirá un tipo de medicación u otra: antibióticos tópicos y antivirales en forma de colirio o pomada o glucocorticoides para las conjuntivitis de origen alérgico.
Aparte del tratamiento, hay algunos cuidados que debes tener muy en cuenta para prevenir esta dolencia:
- Es importante ser minucioso con la higiene de los ojos de tu gatito y que los limpies con suero fisiológico y gasas estériles en lugar de algodón.
- Debe seguir una correcta alimentación, equilibrada, y teniendo en cuenta las posibles intolerancias.
- Si tu gato no ha sido vacunado o procede de algún lugar con alta densidad de gatos (como protectoras, refugios o la calle) es susceptible de enfermedades víricas y bacterianas que originan la conjuntivitis. Generalmente la vacunación se inicia a las seis u ocho semanas de edad de los gatos, aunque las pautas pueden variar en función de los antecedentes de cada gatito.
Como te decíamos, estas pautas son meramente orientativas y, ante todo, debes acudir a tu veterinario habitual.
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